¿Te ha pasado tener que estar casi dos semanas sin ir al supermercado? ¿tener que echar mano de la imaginación para cocinar según lo que te queda en la despensa? A mí sí. Y te cuento:
Durante la semana anterior a la declaración del estado de alarma no quise hacer el menor caso al pánico que se apoderaba de la gente que iba como pollos sin cabeza a comprar al supermercado como si el mundo se fuera a acabar.
No me preocupaba el papel higiénico y no me preocupaba la comida porque no hay nadie que dependa de mí en mi casa, principalmente (hay que ser honestos que las personas con hijos tienen preocupaciones mayores).
El viernes justo antes de la cuarentena fui al gimnasio y no había ni cuatro personas. Realmente me parecía más peligroso ir al supermercado lleno de gente con las colas que se formaban. No encontraba la lógica de la situación.
El sábado por la mañana lo pasé trabajando y por la tarde fui a un cumpleaños.... despreocupación total por lo que se nos venía encima. Cerramos los bares, cosa que no tiene mérito ya que desde las 12h tenían suspendida su actividad.
Y así empezó la cuarentena.
El domingo lo aproveché para hacer cosas de casa. Y el mismo lunes ya empecé el teletrabajo tras levantarme con un resfriado. Imagínate... justo resfriarte estos días... como está la cosa. Me dije, ok, de casa no salgo....ya no por mi sino también por los demás... vaya a ser...
Y así hasta el viernes por la tarde... una semana comiendo lo que tenía por casa. Y mira por donde apareció toda una serie de comida creativa con carácter austero (un mallorquín no compra comida si todavía tiene en la despensa, así evita que nada se ponga malo y haya que tirarlo).
Os relato lo que fuí haciendo en función de cómo iba quedándome sin cosas.
Total, será para no infectar a otros, porque yo para salir de casa tenía que llegar al coche del parking pasando por las zonas comunes con vecinos, con sus puertas...
Y lo peor la gente... comprar con la gente en silencio, sin hablar unos con otros, sin cruzarse en los pasillos como si fueras un apestado... Esto en el fondo es lo que quería evitar durante la semana que me quedaba en casa...
Una semana después resulta que no hay harina de fuerza ni levadura para repetir este espectacular pan que me hice
Y por ello me he pasado a la empana de atún, en lugar de pizzas
El miedo es lo que hace que nos queramos proteger comoindividuos especie, por encima de todas las cosas (yo estoy dispuesto a pillar el virus, pero no estoy dispuesto a que nadie enferme por mi culpa)
Y por otro lado la tecnología, que nos hace el efecto simulación que sigues trabajando (teletrabajo) y relacionándote con otras personas con normalidad (teleconversaciones con teleamigos).
Durante la semana anterior a la declaración del estado de alarma no quise hacer el menor caso al pánico que se apoderaba de la gente que iba como pollos sin cabeza a comprar al supermercado como si el mundo se fuera a acabar.
No me preocupaba el papel higiénico y no me preocupaba la comida porque no hay nadie que dependa de mí en mi casa, principalmente (hay que ser honestos que las personas con hijos tienen preocupaciones mayores).
El viernes justo antes de la cuarentena fui al gimnasio y no había ni cuatro personas. Realmente me parecía más peligroso ir al supermercado lleno de gente con las colas que se formaban. No encontraba la lógica de la situación.
El sábado por la mañana lo pasé trabajando y por la tarde fui a un cumpleaños.... despreocupación total por lo que se nos venía encima. Cerramos los bares, cosa que no tiene mérito ya que desde las 12h tenían suspendida su actividad.
Y así empezó la cuarentena.
El domingo lo aproveché para hacer cosas de casa. Y el mismo lunes ya empecé el teletrabajo tras levantarme con un resfriado. Imagínate... justo resfriarte estos días... como está la cosa. Me dije, ok, de casa no salgo....ya no por mi sino también por los demás... vaya a ser...
Y así hasta el viernes por la tarde... una semana comiendo lo que tenía por casa. Y mira por donde apareció toda una serie de comida creativa con carácter austero (un mallorquín no compra comida si todavía tiene en la despensa, así evita que nada se ponga malo y haya que tirarlo).
Os relato lo que fuí haciendo en función de cómo iba quedándome sin cosas.
- Verduras congeladas y croquetas. Al horno. Primera línea de batalla, el congelado.
- Con unas pechugas de pollo que tenía -> Pollo al curry con arroz. Delicioso
- Con harina, huevos y en lugar de leche, nata, con un poco de agua ->Pancakes con mermelada de higos del verano pasado (tengo un montón de botes y está buenísima)
- Con harina para pizzas pero sin cosas para pizza -> pan de ajo
- Una lata de atún que me quedaba -> arroz con atún
- Con garbanzos secos tras tenerlos horas en remojo -> Hummus
- Con el resto de latas de una vez que fuimos de picnic -> Pizza de frutti di mare de latas, sin queso ni tomate. Masa casera muy buena.
Mi primera compra en el estado de alarma
Me sorprendió la guardia civil vigilando las calles como buscando terroristas. El llegar al supermercado y el de seguridad con mascarilla pidiéndome que me desinfecte las manos y el carro....Total, será para no infectar a otros, porque yo para salir de casa tenía que llegar al coche del parking pasando por las zonas comunes con vecinos, con sus puertas...
Y lo peor la gente... comprar con la gente en silencio, sin hablar unos con otros, sin cruzarse en los pasillos como si fueras un apestado... Esto en el fondo es lo que quería evitar durante la semana que me quedaba en casa...
Una semana después resulta que no hay harina de fuerza ni levadura para repetir este espectacular pan que me hice
Y por ello me he pasado a la empana de atún, en lugar de pizzas
Bonustrack
No creo yo en teorías conspiranoicas ni nada.. pero de verdad me resulta increíble lo fácil que ha sido en el año 2020 meter a todo el mundo en arresto domiciliario. Con lo supuestamente libres e independientes que nos creemos. Y todo bajo dos claves; el miedo y la tecnología.El miedo es lo que hace que nos queramos proteger como
Y por otro lado la tecnología, que nos hace el efecto simulación que sigues trabajando (teletrabajo) y relacionándote con otras personas con normalidad (teleconversaciones con teleamigos).
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